Investigaciones de vanguardia muestran que el cerebro humano experimenta en la adolescencia una etapa de reestructuración y dinamismo profundos, la cual se prolonga más allá de lo que suponemos. Un estudio científico ha determinado, apróximadamente, cuándo termina esta fase crucial de la vida. Prepárate para aprender por qué, desde un punto de vista estrictamente neuronal, la edad adulta empieza mucho más tarde de lo que se piensa.

Históricamente, se ha caracterizado a la adolescencia por ser el período de la pubertad y de escolarización, que concluye cerca de los 18 o 20 años. No obstante, investigaciones pioneras de la Universidad de Cambridge han mostrado que la arquitectura neuronal de nuestro cerebro narra una historia distinta. La etapa de la adolescencia en nuestro cerebro, en términos estructurales, es considerablemente más prolongada de lo que creíamos.

Hasta los treinta y tantos años

El estudio identificó cuatro “momentos de inflexión” en el desarrollo del sistema nervioso, teniendo en cuenta que la adolescencia es la segunda etapa de transformación y comienza alrededor de los 9 años. Este periodo se caracteriza por un arduo trabajo interno:

• En esta fase, la sustancia blanca, que se encarga de la comunicación entre las distintas zonas del cerebro y corresponde al cableado interno, continúa creciendo. Este proceso no es pasivo; se trata de un mejoramiento constante de las redes neuronales que eleva la complejidad y la eficiencia.
• Los científicos hallaron que el cambio más intenso en la dirección y la reestructuración más significativa del cableado cerebral no suceden a los veinte años, sino alrededor de los 32. Aquí es cuando la trayectoria neural pone fin a sus patrones de desarrollo más “juveniles”.

La estabilidad neural llega con retraso

El cerebro llega a lo que los científicos llaman su adultez estructural únicamente luego de este pico de reorganización, en la década de los 30. Es la etapa más prolongada de la vida, caracterizada por la estabilización de la arquitectura neural y por no tener estos grandes puntos de inflexión en las capacidades cognitivas.

Comprender que el cerebro continúa madurando y reconfigurándose hasta bien entrado el cuarto decenio de vida no solo transforma nuestra definición del adulto joven, sino que también brinda una visión fundamental acerca de la susceptibilidad del cerebro a algunas afecciones de salud mental durante esta extensa etapa.