El compromiso con tu proceso: por qué cumplir con tu cita psicológica también es salud mental

Partagez:

El compromiso con tu proceso: por qué cumplir con tu cita psicológica también es salud mental

El simple hecho de acudir a las citas de terapia de manera consistente ya marca la diferencia.

El compromiso con tu proceso: por qué cumplir con tu cita psicológica también es salud mental

En nuestra cultura, asistir al médico por un dolor físico, una cirugía o una revisión rutinaria es una prioridad indiscutible. Pero cuando se trata de salud mental, muchas veces las personas no tienen el mismo nivel de compromiso ni de conciencia sobre la importancia del cumplimiento de las citas.

Ya sea porque creen que “una sesión más o menos no hace diferencia” o porque subestiman el impacto que tiene en ellos y en otros, muchos pacientes llegan tarde, cancelan a última hora o simplemente no se presentan sin avisar. Y aunque pueda parecer algo sin mayores consecuencias, lo cierto es que este tipo de acciones interrumpen el proceso terapéutico, afectan la disponibilidad del psicólogo y perjudican indirectamente a otros pacientes.

La salud mental no se aplaza

Iniciar un proceso terapéutico es abrir un espacio de autoconocimiento, transformación y desarrollo emocional profundo. No es un servicio como cualquier otro, se trata de un espacio donde se construye confianza, se abordan heridas y se trabaja con el tiempo y la palabra como herramientas fundamentales.

El progreso se da con constancia, porque cada sesión suma a tu evolución personal. Por eso, asistir puntualmente y con regularidad es clave para que la terapia funcione. Cancelar o llegar tarde no solo interrumpe el proceso emocional, sino que debilita el ritmo y la continuidad del trabajo terapéutico.

Muchas personas buscan soluciones mágicas o inmediatas, pero la terapia exige constancia. La sanación emocional también necesita constancia; no basta con intentarlo una sola vez y esperar resultados duraderos.

Llegar tarde o no asistir: más allá del tiempo

Cuando un paciente llega tarde o falta sin avisar, no solo está perdiendo tiempo de sesión, está enviando un mensaje sobre el lugar que ocupa su salud mental en su vida. A veces, esto refleja miedo, resistencia o falta de conciencia sobre lo que realmente significa el compromiso terapéutico.

En ocasiones, llegar tarde es una forma inconsciente de evitar temas difíciles o de poner barreras al proceso. Pero, aunque parezca inofensivo, es un patrón que impide avanzar y que el terapeuta también nota. En la terapia, incluso la forma en que un paciente asiste (o no asiste) dice mucho sobre su mundo emocional.

El impacto en el psicólogo: un tiempo que no se recupera

A diferencia de otros servicios, los psicólogos reservan un espacio único para cada persona. No trabajan con listas de espera instantáneas ni atienden a varias personas a la vez. Cuando alguien no asiste sin avisar, ese tiempo no puede ser utilizado para otra cosa. Es un espacio perdido.

El terapeuta organiza su tiempo y energía para ese espacio contigo, dejando de lado otras atenciones y compromisos. Y cuando un paciente no llega ni llama a cancelar, esa hora queda en el aire.

A largo plazo, estos vacíos afectan también al terapeuta: emocionalmente (porque no es indiferente al compromiso de sus pacientes), profesionalmente (porque no puede planificar otras sesiones), y económicamente (porque se trata de su medio de vida).

El efecto dominó: otro paciente que pudo haber aprovechado ese espacio

Cuando una persona no se presenta sin cancelar con antelación, ese espacio podría haber sido ocupado por otro paciente que necesita ayuda. En muchos casos, hay personas esperando un cupo, pasando por crisis, deseando iniciar su proceso, pero sin posibilidad de encontrar un horario disponible.

Al no cancelar con tiempo, no solo se pierde el momento terapéutico personal, sino que se está limitando la oportunidad de alguien más. Es una forma de desconexión social: no ver que nuestras pequeñas decisiones tienen un impacto en el otro.

¿Por qué cuesta tanto cancelar una cita?

A veces cuesta avisar que no se podrá asistir, pero la sinceridad refuerza la confianza y la responsabilidad compartida en el proceso. Pero es mucho más responsable y respetuoso cancelar con anticipación que simplemente no presentarse. Cancelar es un acto de cuidado hacia el terapeuta, hacia otros pacientes y hacia uno mismo.

Si un paciente no puede asistir, comunicarlo con al menos 24 horas de anticipación permite reubicar citas, ajustar horarios y optimizar el tiempo. No son reglas estrictas, sino valorar el tiempo y compromiso de ambos.

Compromiso = autocuidado

Tener constancia y puntualidad con las sesiones no es un favor al terapeuta. Es un acto de amor propio. Cuando una persona se toma en serio su proceso terapéutico, está diciendo “mi salud mental importa”, “mi bienestar es una prioridad”, “yo valgo lo suficiente como para dedicarme tiempo”.

En terapia no hay calificaciones, pero sí hay consecuencias. Y una de ellas es que cuando te ausentas o llegas tarde repetidamente, estás saboteando tu propio proceso. El proceso terapéutico es como cultivar un jardín: requiere tiempo, atención y constancia para florecer.

Lo que puedes hacer si no puedes asistir

  • Avísalo con tiempo. Aunque sea el mismo día, ayuda al terapeuta a ajustar su agenda y brindar ese espacio a otro paciente.
  • Sé honesto. Si estás desmotivado, si algo te incomoda o si tienes dudas, dilo. A veces, no asistir es una forma de evitar hablar de lo que en realidad necesitas expresar.
  • Cuida tu proceso como cuidarías tu salud física. No postergues lo que te hace bien.
  • Ten presente que esa hora fue pensada exclusivamente para ti y tu bienestar, asistir es también una forma de honrar ese privilegio.
(Visited 1 times, 1 visits today)
Partagez:

Articles Simulaires

Partager
Partager