
7 Tipos de dolor que podrían significar algo más que el paso de los años
7 Tipos de dolor que podrían significar algo más que el paso de los años
Dolor de cabeza, ardor estomacal, punzadas en la espalda baja. A veces tomamos un analgésico, otras simplemente las ignoramos. Y cuando la curiosidad nos pica, ahí estamos: buscando en Google o preguntándole a la inteligencia artificial si lo que sentimos “es grave”. ¿Te suena familiar? Si experimentas estas molestias casi a diario, sigue leyendo. El autodiagnóstico está de moda, pero por más que la tecnología avance, nada reemplaza la evaluación de un profesional de la salud. Solo un médico o médica puede determinar si lo que sientes es producto de un mal hábito o de algo más profundo que requiere atención. A continuación, te presentamos 7 dolores o molestias cotidianas que deberías observar con atención. Si esta información resuena contigo, considera agendar una cita con tu especialista. Porque entre la prevención y la negligencia hay una línea muy delgada.
El contenido proporcionado es solo para fines informativos y no pretende sustituir el consejo, diagnóstico ni tratamiento médico profesional. Siempre consulte a su médico u otro profesional de la salud calificado si tiene alguna pregunta sobre una afección médica.
1. Dolor en la espalda baja

El dolor lumbar es uno de los más comunes en la vida adulta. Muchas veces lo atribuimos a malas posturas, al estrés o al exceso de horas frente al computador. Y en efecto, en la mayoría de los casos se trata de espasmos musculares o rigidez.
Sin embargo, cuando este dolor se vuelve frecuente, aparece con el esfuerzo físico o no mejora con el descanso, vale la pena observarlo con más atención. En algunos casos menos habituales, puede estar relacionado con afecciones como infecciones, hernias discales, cálculos renales o incluso tumores. Pero de acuerdo con la doctora Sharon Brangman, normalmente es artritis.
Por otra parte, según la doctora Pam R. Taub, especialista en cardiología, si presentas factores de riesgo como hipertensión, diabetes, colesterol alto u obesidad, ese dolor de espalda baja también podría estar relacionado con enfermedades coronarias. En estos casos, lo importante es detectar patrones: ¿se intensifica con la actividad? ¿Se acompaña de fatiga o dificultad para respirar? Si es así, no lo ignores.
La prevención empieza por prestar atención a los mensajes del cuerpo. Y si en tu familia hay antecedentes de problemas cardíacos, este tipo de señales merece una consulta médica. Porque el dolor, aunque molesto, es una forma del cuerpo de decirte que necesita ser escuchado.
2. Dolor en el pecho

El dolor en el pecho no siempre es una emergencia médica, pero sí es un mensaje del cuerpo que conviene descifrar cuanto antes. Este tipo de dolor puede irradiarse hacia el cuello, la mandíbula, el hombro izquierdo, el brazo o incluso el abdomen.
Cuando el dolor está relacionado con una enfermedad coronaria, suele describirse como una sensación de opresión, similar a tener un elefante sentado sobre el pecho. Según la doctora Taub, a diferencia de los hombres, en las mujeres el síntoma a menudo se presenta como una fatiga persistente o una molestia digestiva que puede confundirse con indigestión o hinchazón abdominal.
Estar atenta es fundamental en estos casos, ya que estas podrían ser señales de que el corazón no está recibiendo suficiente sangre, lo que —si no se trata a tiempo— podría derivar en complicaciones más serias, la prevención es clave.
3. Dolor en las pantorrillas

Si te duelen las pantorrillas constantemente, presta atención: cuando este dolor viene acompañado de hinchazón, sensación de calor o presión, podría tratarse de algo más serio: una trombosis venosa profunda (TVP).
La TVP es la formación de un coágulo en las venas profundas de la pierna, y afecta a millones de personas al año. Según la doctora Sandra Fryhofer, el coágulo podría desplazarse hacia los pulmones y provocar una embolia pulmonar, que puede ser fatal si no se detecta a tiempo.
El riesgo aumenta si tienes sobrepeso, estás embarazada, has estado en reposo prolongado (por ejemplo, tras una cirugía o durante viajes largos), o si tienes antecedentes de cáncer o problemas circulatorios. A veces, lo único que notas es una pierna más hinchada que la otra o una molestia que no cede con descanso. En esos casos, consulta con un médico.
4. Dolor abdominal

Tener dolor de barriga de vez en cuando es algo normal. A veces es por lo que comimos, por estrés o incluso por nervios. Pero cuando ese malestar se repite por más de tres meses, o simplemente no desaparece, es momento de prestarle más atención. Muchas personas intentan adivinar la causa, cambian su dieta o se automedican, pero sin una evaluación médica es difícil saber qué está pasando en realidad.
En adultos, este tipo de dolor puede deberse a algo tan común como el síndrome de intestino irritable, la gastritis o la intolerancia a ciertos alimentos. Pero en otros casos puede estar vinculado a afecciones más complejas como úlceras, enfermedades inflamatorias intestinales o problemas con la vesícula. En personas mayores, incluso podría estar relacionado con ciertos tipos de cáncer.
Además, hay casos en los que el dolor no tiene una causa física identificable, pero aun así es real. Es lo que ocurre con el síndrome de dolor abdominal central, que suele estar relacionado con factores como el estrés, la ansiedad o una sensibilidad aumentada en el sistema digestivo. Si el dolor interfiere con tu día a día, te preocupa o viene acompañado de otros síntomas como pérdida de peso, sangrado, fatiga o cambios en el apetito, es momento de visitar al médico.
5. Dolor de manos y pies

Esa sensación de hormigueo, como si te clavaran agujas diminutas en los dedos o te recorriera una descarga eléctrica por los pies, puede parecer inofensiva al principio. Pero si tienes diabetes, ese malestar podría estar indicando algo mucho más serio: una neuropatía periférica.
Según la doctora Deborah Wexler, de la Escuela de Medicina de Harvard, el malestar causado por la neuropatía suele intensificarse durante la noche y, en muchos casos, se manifiesta como entumecimiento o una pérdida progresiva de sensibilidad.
El problema es que, al alterarse la percepción en las piernas o manos, podrías no notar pequeñas heridas o infecciones que, si no se tratan a tiempo, pueden derivar en consecuencias irreversibles. Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de daño nervioso. Por eso, no ignores molestias persistentes en manos, brazos, pies o piernas, por insignificantes que parezcan.
6. Fuerte dolor de cabeza

Un dolor de cabeza intenso que ningún analgésico puede calmar debe ser atendido de inmediato, ya que gran parte del cerebro no tiene terminaciones nerviosas capaces de generar dolor directamente. Sin embargo, la doctora Gretchen E. Tietjen, neuróloga del Departamento de Neurología en el Centro Médico de la Universidad de Toledo, aclara que la mayoría de los dolores de cabeza tienen causas menos graves.
Aun así, hay algunos a los que debes prestarles especial atención, como un dolor repentino, muy intenso y diferente a cualquier otro que hayas sentido antes, ya que podría ser síntoma de un accidente cerebrovascular (ACV), una hemorragia o un coágulo. Busca atención médica inmediata si el dolor viene acompañado de cuello rígido, fiebre, confusión o dificultad para hablar, debilidad o entumecimiento en alguna parte del cuerpo, náuseas intensas, vómitos o desmayos.
Otros signos de alarma incluyen que el dolor empeore al estar de pie, no responda a medicamentos o se intensifique progresivamente con el tiempo. También es importante considerar si hay antecedentes familiares de aneurismas, ACV u otros trastornos neurológicos. Si sientes que “este dolor no es como los demás”, no lo ignores. Consultar a un médico puede marcar la diferencia entre una simple migraña y una emergencia neurológica.
7. Dolores que no logras definir o describir

Hay molestias que no se sienten como un dolor clásico, pero igual afectan. Puede que no sepas exactamente qué te duele —¿la espalda? ¿El estómago? ¿Una presión difusa en brazos o piernas?—, y aun así el malestar está ahí, constante y desconcertante. Estos dolores vagos, persistentes y difíciles de ubicar pueden ser una señal de algo más profundo, como la ansiedad o la depresión.
Según el doctor Thanet Puapornpong, los dolores sin explicación médica clara —también llamados “dolores inespecíficos” o « síntomas somáticos »— son más comunes de lo que creemos. Pueden presentarse como cefaleas atípicas, molestias abdominales, presión en el pecho o fatiga corporal general. Aunque no haya una lesión visible, el sufrimiento es real. Si esto resuena contigo, evalúa como afecta tu vida cotidiana y contacta a un especialista cuanto antes.